Comer pan fresco y hecho en casa por la mañanas es un lujo, no siempre se puede, porque para ser honestos, hay que levantarse temprano, muy temprano.
Pero hacer biscuits para el desayuno es tarea fácil, más aún si son tan sencillos de hacer como estos Biscuits de Buttermilk.
Sí, de acuerdo, no es lo mismo, no es pan, pero vamos, ¿de vez en cuando no te provoca algo diferente en tus mañanas de fin de semana? ¿Por qué siempre tiene que ser el pan tradicional? Les digo que comer estos biscuits recién salidos del horno un domingo por la mañana, es la gloria.
No son panes, no son galletas, no son bizcochos, son biscuits y no tiene traducción al castellano, por lo menos no que yo conozca, no hay una palabra que los catalogue completamente. Ya, seguramente dirán…ah…scones…pues tampoco, pero sí son de la misma familia. ¿La diferencia entre ambos? Pues aún no la determino, ¿será que uno no lleva azúcar y el otro sí?
Ahora bien, un biscuit que se considere perfecto (el mío aún no lo es, por lo menos no en apariencia) debe crecer y abrirse un poco en capas, casi como si fuera hecho con una masa de hojaldre. ¿Y cómo logramos eso? Pues con polvo de hornear y bicarbonato, usando una buena mantequilla, usando ingredientes muy fríos, horneando a temperatura alta y sobre todo amasando lo mínimo indispensable.
Vieron, ni se tiene que amasar, ¿no les parece que eso facilita mucho la tarea? Entonces se preguntarán, ¿cómo es que si digo que es fácil, también digo que los míos no están perfectos? La respuesta es simple, la receta no estaba exacta…ya…siempre echando la culpa a otro…ja,ja,ja…
Lo cierto es que la masa me quedó muy húmeda, así que tuve que ponerle más harina, y un poquito más y un poquito más. Cuando cosas así suceden como que todo queda desproporcionado, y entonces ya no es seguro que quede bien. Pero yo diría que ese no fue tanto el problema, el problema que creo fue mayor es que al tener que poner más harina varias veces hizo que tuviera que amasar por más tiempo la masa y que pierda un poco de frío.
El secreto del biscuit es conseguir una masa cuyos ingredientes estén unidos pero que queden algunas trazas de mantequilla. Así, cuando los biscuits se meten al horno muy caliente, la mantequilla se derretirá y es ahí donde se formarán esas capas. Ojo, no es una masa de hojaldre, no esperen ver un mil hojas como resultado, al final tendrán una especie de pan seco, alto, que se le ven como capas y que se puede abrir con facilidad sin necesidad de un cuchillo.
Y como ven en las fotos, casi casi me salió, creo que lo tengo casi dominado y para la próxima vez me saldrán mejor. Lo que haré será ponerle menos buttermilk. Pero eso sí, les digo que salieron muy bien de sabor, bueno, son panes neutros. La masa no lleva azúcar, pero sí un poquito de sal, claro que si ustedes quieren le pueden poner más sal, pero lo bueno de hacerlos así, neutros, es que los pueden comer tanto con mantequilla como con mermelada, o como se los comió mi esposo, con huevo y jamón.
En un tazón cernir la harina, polvo de hornear, bicarbonato y sal. Agregar la mantequilla bien fría (es mejor si la ponen 15 minutos en el congelador) rallada o cortada en cuadraditos pequeños. Es muy importante que la mantequilla esté bien fría.
Con ayuda de un tenedor mezclar, aplastando ligeramente la mantequilla, de modo que al final quede como un arenado. Pueden quedar algunos trozos de mantequilla del tamaño de una alverja. Si les resulta más fácil, esto lo pueden hacer en el procesador.
Hacer un hueco en el medio y agregar el huevo y el buttermilk. Ambos ingredientes deben estar muy fríos, así que sáquenlos de la refri justo cuando los vayan a usar.
Mezclar con el tenedor hasta que los ingredientes secos se humedezcan. Como ven mi masa quedó muy húmeda, y es que la receta dice 3/4 de taza de buttermilk, pero eso creo resultó mucho para mi harina, así que le puse un par de cucharadas más de harina a la masa.
Ahora hay que colocar la masa sobre la mesa enharinada. Como mi masa seguía muy húmeda le puse bastante harina y sobre la masa le puse más harina, en total debo haber puesto como 1/4 de taza más. Pero yo creo que lo mejor es ponerle menos buttermilk, así que les sugiero que cuando agreguen los líquidos lo hagan poco a poco para no pasarse.
Con las manos unir la masa y estirarla. No es necesario amasarla, solo hay que tratar de unirla para que luego con los dedos podamos estirarla.
Con un cortapastas redondo impregnado con harina cortar la masa. Hacer esto tratando que queden muy pegados, así no queda tanto residuo de masa, el cual se puede volver a usar para seguir cortando biscuits, pero recuerden que mientras más manipulemos la masa, menos hojaldrado quedarán. Así pues, es posible que los últimos no queden tan bien como los primeros. Otra cosa, una vez que corten la masa, traten de no girar el cortapastas, traten de levantarlo para desprenderlo de la masa, es por eso que el cortapastas debe estar bien enharinado.
Colocar los biscuits en una placa para horno forrada con silicona y espolvoreada con harina.
Hornear en horno precalentado en 425°F/220°C por unos 18 minutos, hasta que vean que han tomado un color dorado. Retirar del horno, dejar entibiar en la placa y servir.
Son ricos comerlos calientitos, recién salidos del horno.
Love buttermilk biscuits because they are so moist and delicious… These looks amazing!
Thanks Denise
Qué deliciaaaaa! yo quiero de esos biscuits en mi desayuno :p
como siempre Nydia querida, tu blog me abre el apetito!
Me encanta hacerlo para el desayuno o para el lonche, quedan deli.
I can really tell from the pictures what a nice texture these biscuits have! I really love warm, freshly baked ones. They’re such a simple pleasure 😀
These are so delicious straight from the oven! I love the little lumps of butter in them! 😀
Tanta delicia y yo a dieta! :’-(