Sí pues, se me dio por algo salado que no es un dip, y es que de vez en cuando hay que variar un poco el repertorio para no aburrirnos.

Lo genial que tiene esta receta es que es baja en grasa ya que es un Pollo Crocante al Horno.

Debo confesar que el pollo frito me encanta, vamos, seamos sinceros, esas comidas que tienen su grasita resultan provocativas y deliciosas, todo aquello que termina en una sartén con abundante aceite caliente es riquísimo.

Pero sí pues, si nos ponemos en el plan de analizar los pros y los contras de una comida frita, sin duda nos echamos para atrás porque sabemos que no resulta del todo saludable. De hecho, cuando estás a dieta, nunca te ponen en el menú algo frito en abundante aceite.

Como el caso de las Donuts, me encantan, sí, me encantan esas totalmente comerciales y que a una la espantan porque son súper calóricas, pero qué ricas que son. Y la verdad es que hay la alternativa de hacerlas horneadas, en casa, que también son ricas, se dejan comer, pero no es lo mismo, lo sé.

Pero qué pasa con este pollo. Pues que se “fríe” en el horno y el único aceite que lleva es uno de oliva con el que hay que engrasar ligeramente la fuente o molde donde se horneará. Y queda tan crocante y jugoso como si lo hubiéramos sumergido en una paila de aceite con la temperatura exacta. Porque sabido es que si uno fríe a la temperatura adecuada lo que friamos no absorberá gran cantidad de aceite. Pero sí pues, aceite es aceite.

Este es un plato genial, con decirles que mis hijos se comieron todo el pollo y lo saborearon hasta el final. Eso es sin duda señal que queda buenísimo.

Lo ideal es usar presas de pollo sin piel, remojarlo en un buttermilk hecho con leche sin grasa (sí, la súper light), empanizarlo con pan integral y poner lo mínimo posible de aceite de oliva en el molde. Cuando sale del horno huele delicioso y queda súper crocante.

Lo pueden acompañar con una buena porción de ensalada y unas papitas al horno, o con puré o con un poco de arroz integral, ya saben, algún carbohidrato que haga que la comida que sirvan esté balanceada: la mitad del plato con ensalada, una presa de pollo y un cuarto del plato con el carbohidrato. Así es, ¿verdad?

Vamos a preparar nuestro pollito.

Lo mejor es usar piernas de pollo, a las que debemos quitarles toda la piel. Si no tienen restricciones, o les vale la dieta, o no engordan así coman todo el día, entonces lo hacen con todo y piel.

En un tazón grande hay que poner el buttermilk y luego sazonar con sal, pimienta, ajo en polvo y un toque de cayena. Como aquí no venden buttermilk, hay que prepararlo en casa, si me siguen ya sabrán cómo hacerlo, pero si no, aquí tienen una explicación. Ojo, este buttermilk lo hice con leche súper light. En cuanto a la cayena, es opcional, es solo para darle un pequeño toque picante.

Colocar las piernas de pollo dentro del tazón, de modo que el buttermilk las cubra, lo tapan y lo ponen en la refri por lo menos una hora. Si quieren, lo pueden hacer la noche anterior.

Para preparar el crocante, que también lo pueden hacer con anticipación, pero de preferencia el mismo día, hay que procesar las rebanadas de pan. Ojo, no queremos pan molido, si conocen el panko, entonces queremos algo como eso.

Ponen el pan procesado en un tazón y lo sazonan con sal, pimienta, ajo en polvo, cayena (ya saben, es opcional), tomillo seco o romero o ambos y el queso parmesano. Mezclan bien y listo.

Cuando sea hora de preparar el almuerzo retiran el pollo de la refri, con ayuda de una tenaza van sacando uno por uno del remojo, en lo posible haciendo que escurra el buttermilk. Sí, lo pueden hacer con la mano.

Ahora hay que pasar el pollo por el pan, háganlo de modo que quede bien empanizado.

Colocar el pollo en un molde refractario, de esos que pueden ir del horno a la mesa, y que esté previamente engrasado con un poquito de aceite de oliva.

Hornear en horno precalentado en 400°F/180°C por unos 30 a 40 minutos, hasta que vean que han tomado un hermoso color dorado.

Retirar del horno y servir inmediatamente.

Fuente: Calorie Count